EL JONATHAN Y LA LEGALIZACION DE LAS DROGAS
El Jonathan, me parte el alma. Lo veo pasar rengueando, quedo lisiado en una riña estando drogado, su rostro refleja la pérdida del juicio. Partió fumando marihuana y luego pasta base. Ya se ha ido de la vida, no apto para ningún trabajo, tiene algo más de 20 años. Es amable, saluda a sus vecinos y a todo el que pasa. Cuantos miles de Jonatahn habrán en todo Chile ?.
Su situación es distinta al joven de las clases privilegiadas, todo es distinto su mundo económico, cultural, psicológico.
Los jóvenes pobres caen con facilidad en el consumo vicioso de las drogas. El Estado hace poco o nada por estos jóvenes desquiciados por la droga, hasta hace un tiempo, no creo que las cosas hayan mejorado, Cerro Navia tenía 4 cupos al año para rehabilitación de drogadicción, 145 mil habitantes.
Los traficantes son despiadados, convertidos sus “clientes” en esperpentos humanos les siguen vendiendo.
Un drogadicto en una familia transforma ese núcleo en un infierno. El itinerario es conocido, primero se deja de estudiar y trabajar, luego se delinque o prostituye para pagar el vicio y algunos “privilegiados” consiguen ser ayudistas de los traficantes. El destino final es conocido: la cárcel, el hospital, la vagancia sin destino o la muerte en un callejón por una disputa sin sentido, la clásica imagen del muchacho agrediendo a su madre para vender balón de gas de la casa.
Las drogas hacen mal. Es evidente, pero hay quienes lo discuten, a veces me pregunto como Bertolt Brecht “que tiempos estoy viviendo para tener que discutir lo evidente”.
Hay candidatos que proponen legalizar la marihuana. En algunos casos defienden causa propia en otros buscan clientela electoral a precios módicos. En ambos casos me parece repugnante. No se puede transformar en doctrina las debilidades que todos tenemos, la ambición de poder y dinero no puede pagarse al precio vil de la desgracia de otros.
Siento el deber de escribir estas cosas, los pobres muchachos pobres de las poblaciones, tan lejos de todo y además convertidos en blanco de manipulación de una clase política corrupta.
El trabajo de las policías es sospechosamente ineficiente. Por las noches es más fácil en una población comprar drogas que comprar pan.
Han desfilado pidiendo la legalización de las drogas, transformando a un imputado de narcotráfico en una suerte de preso político encarcelado por una dictadura feroz. A cuantos jóvenes les podría haber enviado a la ruta infernal del narcotráfico con sus más de mil dosis?. Difícil encontrar un caso más claro de un peligro concreto para la seguridad de la sociedad.
Legalizar las drogas democratizaría el narcotráfico, ya no tendrías los delincuentes que comprar en Colombia, Bolivia o Paraguay, tendrían miles de pequeños productores en las poblaciones pobres de Santiago.
Es posible que existan quienes puedan consumir marihuana u otras drogas prudentemente, pero creo que son una ínfima minoría.
Para que queremos más drogas en este país?, en que hay más botillerías que panaderías, donde en los centros deportivos se promueve el alcohol más que cualquier otra cosa.
Los traficantes ya me tienen en ojeriza, lo sé, pero evitar el desquiciamiento de la juventud chileno vale cualquier sacrificio.
Todo lo que embrutece a la juventud popular fortalece el sistema de dominación neoliberal.
ROBERTO AVILA TOLEDO
ABOGADO