miércoles, 7 de diciembre de 2011

CASO ALLENDE: ORDENAN POR TERCERA VEZ INTERROGAR A GENERAL (R) FACH (Diario La Segunda-6/12/11)

SANTIAGO.- La Séptima Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago ordenó al ministro en visita que investiga las causas de la muerte del ex Presidente Salvador Allende, interrogar por tercera vez al general (r) de la FACh Mario López Tobar, esta vez bajo apercibimiento de entregar los nombres de los pilotos que atacaron el Palacio La Moneda y la casa presidencial de Tomás Moro el 11 de septiembre de 1973.


Esto, luego que el magistrado negara la solicitud formulada por el abogado querellante Roberto Ávila, quien recurrió al tribunal de alzada capitalino que en última instancia accedió a la diligencia.

López Tobar -quien fue el jefe de la escuadrilla que partió desde Concepción a Santiago a bordo de los Hawker Hunter- fue interrogado en dos oportunidades por Carroza, pero en ninguna quiso entregar los nombres de los pilotos.

En ese marco la Corte de Santiago ordena un nuevo interrogatorio bajo apercibimiento de entregar las identidades.

Asimismo el tribunal pidió al ministro Carroza que solicite a la Contraloría General de la República la nómina completa de pilotos de la Fuerza Aérea activos el 11 de septiembre de 1973, especialmente los pilotos de guerra.



sábado, 29 de octubre de 2011

UN GRAN LIBRO DE CARLOS OMINAMI

UN GRAN LIBRO DE CARLOS OMINAMI



Carlos Ominami ha publicado un libro "Secretos de la concertación", este tiene un enorme valor histórico para entender como la más exitosa coalición política de nuestra historia termina con un anodino candidato presidencial elegido por descarte y obteniendo un magro recaudo electoral del 29%. El autor es testigo y protagonista privilegiado de los grandes acontecimientos políticos que relata.



El candidato Frei era la síntesis perfecta del estado de la concertación en ese entonces, un privatizador contumaz, de escasas luces intelectuales, cuya clave de su éxito era ser “hijo de”. Todo estaba ahí, nepotismo, subordinación al modelo y soberbia política. Una vez me lo espetaron a la cara en el Congreso socialista de Panimávida: “si no votan por nosotros, por quien van a votar?.



Sin un aparato partidario de respaldo y con una campaña construida sobre la marcha Marco Enríquez Ominami le llegó pisando los talones al candidato de los cuatro partidos de la concertación y otros.



La derecha chilena obtuvo el gobierno por votos, eso exige una explicación. Es la única que lo ha hecho después de las dictaduras en América latina.



El texto es también una oportunidad para la política; debatir sobre lo que paso y si las cosas pudieron ser distintas.



Lamentablemente los dirigentes concertacionistas han optado por la fácil descalificación personal, lo que no hace sino ratificar la caída libre en que se encuentran. Ominami no es ajeno a la consolidación del neoliberalismo en Chile, pero se hace la autocrítica.



Hay injusticias y mala fe en las respuestas, cuando el planteó cambiar, en iguales montos, la indemnización por despido injustificado, que muchas veces no se paga, lo veo diariamente en mi calidad de abogado de libre ejercicio, era para garantizar precisamente su pago mediante un seguro.



Pero se olvidan que el detuvo la depreciación acelerada que en la práctica significaba regalarle a Lan Chile, Sebastián Piñera en ese entonces, la mitad de los aviones que se aprestaba a comprar.



Presentando el libro, el ex ministro Vidal se hace parte de la autocrítica. Pero, si es algo tan evidente. Los empresarios terminaron “amando” al presidente Lagos, sugirieron en incluso su reelección. Cuando un “socialista” recibe tal apoyo hay que formularse ciertas interrogantes, varias.



Es poco abarcadora la explicación de que Carlos Ominami se ve simplemente arrastrado por Marco; no es una cuestión filial sino política. En el día a día del PS venía formulando y promoviendo un debate que partía de la necesidad de abrir procesos rectificatorios. El no podía ignorar que eso en lo personal involucraba más riesgos que ventajas, pero lo hizo.



En mi calidad de ex miembro del Comité Central del PS fui testigo de como se ahogó la autocrítica desde la maquinaria electoral clientelista.



El texto tiene también reflexiones humanas, sobre los comportamientos en la política. No podían faltar, es un texto testimonial, no exento de análisis, pero en definitiva una carta al futuro, escrita por una persona que relatando hechos relata su propia vida.



Hay otros temas.



La política de DDHH concertacionista. Porque dos cancilleres socialistas rescatan a Pinochet en Londres y el PS permanece pasivo ?, por ejemplo. Porque se justifica un golpe de estado en Venezuela?.



La política internacional. Porque la concertación alineó a Chile de manera tan incondicional a nuestro país con EEUU con desprecio por nuestra ubicación real en el orden internacional. Ninguna causa noble ni de países pobres fué apoyada: Palestinos, saharauis, cubanos, africanos, todos fueron objeto del desprecio concertacionista en materia internacional.



Faltan libros por escribir.



ROBERTO AVILA TOLEDO





miércoles, 12 de octubre de 2011

EL MATRIMONIO HOMOSEXUAL; UN PELIGROSO ABSURDO JURIDICO

EL MATRIMONIO HOMOSEXUAL; UN PELIGROSO ABSURDO JURIDICO



Autor: Roberto Ávila Toledo, abogado



En estos días se ha incorporado a la agenda pública la discusión sobre lo que se ha venido en llamar Acuerdo de Vida en Común (AVC) la denominación es eufemística no dice abiertamente lo que envuelve. Se trata del matrimonio homosexual o entre personas de igual sexo y contiene consecuencias ineludibles y perjudiciales: la adopción de hijos y legalizar la procreación en vientres de alquiler y otros.

Debemos discutir como personas civilizadas; respetuosamente y con argumentos validos. Quienes postulan la legalización del matrimonio entre personas de igual sexo y sus inevitables consecuencias no siempre lo hacen. Es habitual que tan pronto planteamos nuestra disconformidad con una legislación de esta naturaleza se nos endilgue instantáneamente el adjetivo de “homofóbicos”. Las fobias son ciertas anormalidades de percepción mental en relación algún elemento de la realidad, una reacción patológicamente exagerada frente a ciertas cosas o hechos.

Nuestras ideas nos ponen a juicio de nuestros contradictores, de inmediato y sin más entre aquellas personas con alguna anormalidad mental.

No somos enfermos mentales como se sugiere en el adjetivo citado sino personas que buscamos discriminar entre lo bueno y lo malo, lo regular y lo irregular, lo normal y lo anormal.

Se esgrime habitualmente a favor del matrimonio homosexual la no discriminación, pero es una falsa invocación.

La discriminación, que no es otra cosa que separar una cosa de otras, no es algo malo en si mismo, sino más bien necesario en la vida, Debo discriminar que microbús tomo, si ingiero tal o cual bebida, el profesor discrimina y califica a sus alumnos, debo discriminar sobre la persona con quien entablo una relación sentimental etc … La vida es una constante toma de decisiones y ellas parten del hecho de discriminar.

Lo negativo es discriminar por razones ilegitimas. Así por ejemplo, no dar un empleo a alguien por su raza, u opiniones políticas o religiosas es ilegitimo, ilegal e injusto, porque el criterio de discriminación no dice relación la función. Pero, no dar ese empleo a alguien que no es ingeniero, porque lo que se requiere es un ingeniero no es discriminación ilegítima.

En este caso no hay ni asomo de discriminación, simplemente se trata de tratar distinto a quienes ya son distintos. Y distintos en algo que es esencial al matrimonio, como veremos.

Se ha llegado a argumentar que la no aceptación del matrimonio homosexual violentaría los Derechos Humanos, aquí la tergiversación alcanza grados superlativos pues, la violación a los DDHH se produciría precisamente por parte de un estado que permitiría que seres humanos sean engendrados teniendo como base de instalación de sus vidas un vientre de alquiler y un padre homosexual. Quien querría para un recién nacido ese destino? Un estado no puede permitir que sus ciudadanos lleguen al mundo a partir de procedimientos y criterios que se utilizan en la hípica.

El derecho es una de las ciencias más antiguas de la humanidad. En efecto, toda sociedad necesita de normas de conducta y de quienes las hagan valer.

Una norma jurídica sabia y justa es aquella que: 1.- Recoge la experiencia jurídica anterior y 2.- No violenta el orden natural de las cosas sino que lo respalda, lo fortalece. 3.- No perjudica a los seres humanos.

Como se aprecia estas cosas están íntimamente ligadas.

Perdura en la historia lo que es esencial, lo accidental adquiere formas variables.

La realidad cambia y el derecho debe seguir esos cambios, pero no puede contradecir la realidad; el orden natural y esencial de las cosas.

El derecho debe cambiar pero sin violentar lo esencial, debe cambiar siguiendo las negaciones de lo accidental.

Una sociedad cambia, por ejemplo, la forma en que produce sus bienes materiales. En Roma no existían los bancos, bien, se necesita una legislación nueva, pero esa legislación al igual que la romana, deben tener algo en común; ser justas.

Veamos estas cosas, primero la historia del matrimonio y luego como un matrimonio entre personas de igual sexo violenta el orden natural de las cosas y traería graves perjuicios a la sociedad y al ser humano. :

1.- El matrimonio en la historia del derecho

La forma en que se da el apareamiento entre los seres humanos y la reproducción de la vida que ello hace posible ha sido siempre preocupación de todas las sociedades civilizadas. No hay una sola legislación, de país grande o pequeño, que se desentienda del matrimonio que no lo reglamente y garantice. El matrimonio es cosa central en toda sociedad.

En la tradición jurídica de la que resulta de nuestro derecho chileno se reconocen tres grandes etapas:

a.- El derecho Romano

2.- El derecho cristiano y medieval de las 7 Partidas de Alfonso X el Sabio.

3.- El Código Civil de la modernidad republicana que entró en vigencia en 1857.

El matrimonio fue rigurosamente normado en el derecho del impero Romano de Occidente que va desde el siglo VII antes de Cristo al siglo V DC y que en relación al imperio romano de oriente se prolonga hasta el siglo XV

Reproduciendo el tipo de sociedad esclavista en que se daba, el matrimonio tenía una forma de pirámide en la que el supremo poder quedaba en manos absolutas del marido, el Pater Familis (Padre de Familia) el concentraba todo el poder y sólo el podía celebrar actos jurídicos válidos en nombre de toda la familia que incluía también el matrimonio de sus hijos que vivían en la casa común. Sus facultades fueron cambiando y disminuyendo en los tres grandes periodos de la historia de Roma; la monarquía, la república y el imperio.

Sin embargo, la piedra fundamental del matrimonio nunca fue puesta en duda. El matrimonio se entendió siempre entre un (1) hombre y una (1) mujer. Y eso a pesar de que el libertinaje sexual, sobre todo a partir de la crisis del siglo III no era escaso, ni la homosexualidad tampoco.

En más de 2200 años el estado romano no concibió jamás el matrimonio entre personas de igual sexo. En la gran recopilación del derecho romano que es el Digesto de Justiniano (533-DC) no hay ni la mera posibilidad o sugerencia de un matrimonio entre personas de igual sexo. Tal situación no se plantea ni siquiera como problema.

Durante el reinado en Castilla de Alfonso X el Sabio (1254-64) se dictaron las 7 Partidas que es una recopilación de leyes que pasan a América Latina como el derecho que traen los españoles luego de la invasión de 1492.

En la Partida Cuarta se define el matrimonio de la siguiente manera:

“Matrimonio es ayuntamiento de marido y mujer hecho con tal intención de vivir siempre en uno, y de no separarse, guardando lealmente cada uno de ellos al otro y no ayuntándose el varón a otra mujer, ni ella a otro varón, viendo reunidos ambos”

A continuación se expresa la razón de porque esta institución se denomina matrimonio. Así se lee:

“Matris y munium son dos palabras del latín de que tomo nombre el matrimonio, que quiere tanto decir en romance como oficio de madre. Y la razón de porque se llama matrimonio al casamiento y no patrimonio es porque la madre sufre mayores trabajos con los hijos que no el padre, pues como quiera que el padre los engendre, la madre sufre gran embargo con ellos mientras se los trae en el vientre , y sufre grandes dolores cuando ha de parir y después que son nacidos, lleva muy grandes trabajos en criarlos ella por si misma, y además de esto, porque los hijos , mientras que son pequeños, más necesitan la ayuda de la madre que del padre. Y por todas estas razones sobredichas caen a la madre hacer y no al padre, por ello es llamado matrimonio y no patrimonio”.

Como se aprecia, la madre que trae al mundo a sus hijos es esencial en la institución que por tal motivo lleva su nombre. La maternidad esta en el corazón del matrimonio. Esto es claramente perceptible en nuestra actual realidad actual, el nacimiento de los hijos marca momentos felices de todo matrimonio.

En derecho se dice que en toda institución se distingue entre los elementos esenciales, de la naturaleza y los accidentales. Los primeros son aquellos que sin su presencia la institución degenera en otra distinta o no produce ningún efecto, de la naturaleza a aquellos que si nada se dice para excluirlos se entienden incorporados y accidentales aquellos que las partes incorporan en cada situación concreta.

La madre, que repito trae al mundo los hijos y hace posible su crecimiento es elemento esencial del matrimonio. Un vientre de alquiler no es una madre y tampoco un varón podrá ser jamás una madre.

Un matrimonio sin madre es un absurdo, un matrimonio entre dos personas del mismo sexo será cualquier cosa pero jamás un matrimonio. En el derecho y en la vida, las cosas son lo que son y no lo que se dice que son.

Hay un animalito pequeño que tiene plumas amarillas, patitas anchas pico alargado y dice “cuac”, llámele usted como quiera, si usted le apetece llámelo dinosaurio, pero seguirá eternamente siendo lo que es: un pato.

Sigamos con la evolución del matrimonio, que evoluciona en lo accidental, en lo propio de cada época, por ejemplo que da cada vez más facultades en la administración de los bienes a la mujer en cuanto esta se ha incorporado al mundo del trabajo, pero que no evoluciona ni puede evolucionar en su esencia, un hombre y una mujer que tienen hijos y preservan la especie.

A partir de las victoriosas luchas de independencia se instaló un Chile independiente y republicano, que dicto sus propias leyes, dejando atrás la legislación colonial.

El 1 de Enero de 1957 entró en vigencia el Código Civil, vigente hasta hoy, nacido de la pluma magistral de don Andrés Bello, luego de más de veinte años de trabajo. Esta obra monumental sirvió de modelo a todos los códigos civiles de América Latina.

En su artículo 102 nuestro Código define al matrimonio de la siguiente manera:

“El matrimonio es un contrato solemne por el cual un hombre y una mujer se unen actual e indisolublemente, y por toda la vida, con el fin de vivir juntos, de procrear y auxiliarse mutuamente”.

La concurrencia de un hombre y una mujer, es claramente un elemento de la esencia de esta institución. El código civil chileno recibió la influencia, como no, del llamado Código Civil de Napoléon dictado este último a fines del siglo XVIII. Durante su redacción los juristas galos discutieron acerca de que pasaba si se llegaba a contraer un matrimonio entre personas de igual sexo, que sanción debería tener ese acto. La respuesta fue que no era nulo, con lo cual podría sanearse con el transcurso del tiempo, sino “inexistente”, es decir era un acuerdo de voluntades tan fuera de los supuestos de la institución que no llegaba a existir, jamás había nacido a la vida del derecho.

En Chile la teoría de la inexistencia ha sido también recogida y es unánime que un matrimonio homosexual no es nulo sino inexistente.

Los fines de este matrimonio, no medieval, sino ya claramente instalado en la modernidad de la ilustración sigue siendo: vivir juntos y procrear. Es decir, ha cambiado la sociedad, se ha hecho laico el estado, la ciencia es la madre de la verdad, pero el matrimonio no ha podido cambiar, un hombre y una mujer con el fin de tener hijos.

Jurídicamente hablar de un matrimonio entre personas de igual sexo es como plantear una compraventa sin precio, una democracia sin elecciones.

Esta es, a muy grandes rasgos, la historia del matrimonio.

En los 2.800 años de tradición jurídica que hemos recorrido no ha existido jamás el matrimonio homosexual.

Es cierto que la homosexualidad se ha tratado de una manera que ha ido evolucionando, hasta hace pocos años la sodomía era un delito y se encarcelaba y condenaba a penas de prisión a las personas. No parece razonable sancionar, por el estado, conductas que sólo dicen relación a un par de personas adultas. Ello independiente del juicio ético que pueda merecer para algunos. Aunque digámoslo hay conductas como el delito de incendio que si bien puede afectar sólo al patrimonio propio son igualmente sancionadas.

Pero lo que ahora estamos discutiendo no es la despenalización sino la legalización, que de instalarse acarrearía la legalización de la adopción de niños y la practica de los vientres de alquiler.

Estamos ya involucrando no sólo a dos personas adultas sino a niños que están por nacer y que tienen el derecho a nacer en condiciones de normalidad.

Se argumentan problemas con los bienes que una pareja gay o lésbica puede dejar en herencia, ello es atendible, pero perfectamente se puede solucionar modificando algunos artículos del derecho sucesorio y de la legislación previsional, no es necesario construir un ”matrimonio” absurdo jurídico lleno de peligros y consecuencias negativas. Pero quienes lo promueven no recurren a esta solución, pues lo que en realidad quieren es el matrimonio gay con adopción de hijos.

2.- El matrimonio homosexual violenta el orden natural de las cosas y trae consecuencias perjudiciales a la sociedad.

Las conductas homosexual y lésbica son anormales.

Lo normal es todo aquello que se desprende inequívocamente de la naturaleza de la cosa que se analiza.

Así decimos que un avión es tal sólo si puede volar, cualquier componente que atente contra este cometido lo lleva a la anormalidad, que es no volar. Un avión que no vuela no es normal, haga el más hermoso diseño, pero sino vuela no es un avión.

Todos los seres vivos tenemos tres funciones sin las cuales la vida se haría imposible, sentidos (vista olfato tacto etc..) con los cuales nos relacionamos con el mundo, un aparato digestivo que permite a nuestro organismo transformar las alimentos en energía que hacen posible nuestra actividad vital y un aparato reproductor que permite conservar la especie. Los seres humanos tenemos además la inteligencia que nos permite entender el mundo y comunicarlo a través del don de la palabra.

Esto es lo normal.

En la realidad lo anormal también existe y hay que convivir con ello. Si alguien tiene una discapacidad visual o auditiva, pues hacemos muy bien con hacer todo aquello que les permita una completa inclusión social.

Pero hay otras anormalidades, que aunque tolerables en ciertos aspectos, deben ser limitadas y reglamentadas.

Lo normal es que los sentidos de una persona estén libres de toda interferencia. Cuando se bebe alcohol los sentidos se obnubilan. Pero la realidad esta ahí y se consume alcohol. El estado no puede prohibirlo, pero debe reglamentarlo. Se puede beber alcohol, si por supuesto, pero no puedo beber en mi jornada laboral. Si lo hago mientras conduzco un automóvil cometo delito.

La homosexualidad es anormal y debe ser reglamentada y no patrocinada por la legislación. Veamos porque es anormal:

A.- Para todo ser humano al reproducción es esencial y la homosexualidad la niega. Si una persona tiene apetencia por otras de igual sexo, ello impide la continuidad de la vida, pues por muchas legislaciones que se dicten un par de homosexuales no tendrán jamás un hijo.

Si todo el mundo adoptara conductas homosexuales la especie se extinguiría.

No puede ser normal una conducta que de hacerse absoluta terminaría con la existencia misma de quienes la practican.

B.- Es evidente por si mismo, y eso se aprecia en cada conducta, que la homosexualidad implica una disfuncionalidad en el pensamiento de las personas que están en esa condición. Cualquier juez o policía podría decirnos las características indelebles de los crímenes homosexuales.

C.- La anormalidad de lo homosexual y lo negativo de ella queda de manifiesto en la realidad de la vida. A ningún padre le será indiferente que su hijo le de a conocer su condición homosexual, difícilmente lo difundirá como un hecho feliz. Podrá haber comprensión pero no alegría.

Si legalizáramos el matrimonio homosexual, estaríamos dispuestos tolerar que nuestras más altas autoridades acudieran a los actos oficiales de nuestro estado de la mano de otra persona del mismo sexo.

La anormalidad de la homosexualidad se manifiesta incluso en su estética.

El Matrimonio y la adopción de hijos es perjudicial al que esta por nacer:

Los niños que se adoptan en una a sociedad son los mas pobres y mas desprovistos de lazos afectivos. La ley pone ciertas exigencias quienes adoptan un niño: edad, condición económica etc...

No es justo, no es legítimo ni es legal que a un niño a quien la vida le ha traído al mundo pobre y desvalido más encima le entreguemos al cuidado de un remedo de familia.

La adopción de un niño por una pareja lésbica u homosexual priva a un niño de una madre, esto es perjudicial porque:

a.- La existencia de una madre es un factor clave en toda persona, esta acreditado en la sicología que un niño que tiene una madre junto a él en sus primeros menos de vida es menos propenso a la violencia, a las adiciones y tiene más facilidad para su inserción en grupos sociales.

b.- Un niño criado en el seno de una pareja del mismo sexo vería lo anormal como normal. Todas las sociedades han querido hacer un distingo entre uno y otro sexo, por ello no se encuentra ninguna sociedad en que los hombres se vistan igual que las mujeres.

En cuanto a procrear niños por la vía de los vientres de alquiler ello es aún peor.

a.- Toda persona de padres desconocidos, pregunta quienes fueron sus padres. Si le dijéramos que su madre alquilaba su vientre a quien quisiera pagar y que su padre lo arrendó porque es homosexual, es evidente que su visión del mundo y del ser humano no sería la mejor. Pregúntese a cualquier persona si le gustaría ser hijo de un vientre de alquiler y padre homosexual.

b.- En nuestra cultura no hay insulto peor que el que alude a nuestras madres. De nuestro estado cuando queremos colmarlo de cariño decimos la “madre patria”. Condenar a un niño de antemano a no tener una madre por la aversión propia a las mujeres me parece de una perversidad digna de ser castigada por el derecho penal. Pues no sólo es no tener madre, sino ser procreado a partir de un acto mercantil.

De la misma amanera que nuestra legislación condena penalmente la reproducción que violenta la naturaleza como en el caso de la clonación la práctica de los vientres de alquiler debería configurarse como tipo penal.

Por todas las razones antes dichas soy de la opinión que un matrimonio entre personas de igual sexo no debe ser legalizado.



sábado, 8 de octubre de 2011

CASO ALLENDE PASA A LA CORTE DE APELACIONES







Se acogió a tramitación la apelación interpuesta por el abogado querellante Roberto Avila Toledo en contra de la resolución dictada por el ministro Mario Carroza que denegó someter a proceso al general de aviación (r) Mario López Tobar confeso de comandar la escuadrilla que bombardeo La Moneda el 11 de Septiembre.

Los antecedentes fueron remitidos a la Corte de Apelaciones de Santiago y se ve como inminente que esta pida tener a la vista los cinco tomos que ya tiene la investigación para cuando se escuchen los alegatos.

El abogado Avila señaló " el general Mario López Tobar confesó el hecho ante el tribunal, escribió un libro jactandose de ello, dió entrevistas de televisión relatandolo y un general de aviación lo sindica directamente, todo ello esta en el expediente, si este fuera un juicio común  y corriente  este señor estaría sometido a proceso hace mucho tiempo".

Este abogado acompaño hoy al proceso la hoja de servicio del general Enrique Montealegre Jullián, ex director de inteligencia de la Fach y otro de los sindicados como piloto en el bombardeo. La Fach había venido sosteniendo que estas hojas de servicio no existían






sábado, 24 de septiembre de 2011

PAGINA 12 (Diario de Buenos Aires) "Bombas en La Moneda"

Bombas en La Moneda


Un abogado chileno pidió ayer procesar al encargado del bombardeo a La Moneda el 11 de septiembre de 1973, día en que fuera derrocado el presidente Salvador Allende (foto). Roberto Avila, querellante en la investigación para determinar las causas de la muerte del ex mandatario constitucional, pidió el procesamiento por intento de homicidio calificado del general retirado de la Fuerza Aérea chilena Mario López Tobar.


El abogado, que representa al movimiento socialista, explicó que pretende que el juez de la causa, Mario Carroza, dicte el encausamiento del oficial en retiro como autor del delito de homicidio calificado en grado de frustrado. López fue el jefe de la operación de ataque de los aviones Hawker Hunter a la sede del gobierno el día del golpe de Estado que terminó con la vida de Allende. En su petición, el abogado agregó parte de la declaración que el militar entregó a Carroza cuando fue interrogado. En ella, dijo que el 11 de septiembre de 1973, en su rol de teniente coronel, se desempeñaba como comandante de la unidad de la que dependían los Hawker Hunter, dos de los cuales dispararon misiles contra La Moneda. “A las 10 partí de Concepción, y en el trayecto escuché la orden de atacar La Moneda. En un comienzo, la instrucción fue impactar contra las antenas de radio y atacar a La Moneda; el bombardeo a la casa de Tomás Moro (residencia de Allende convertida hoy en monumento histórico) provino después”, dijo López en un comunicado difundido por ANSA.

Según el representante del Movimiento Socialista Allendista, el proceso que lleva adelante Carroza, ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago, se encuentra en pleno desarrollo para esclarecer la forma en que murió el líder de la Unidad Popular y para aplicar las sanciones sobre los responsables.

En ese sentido, consideró que la indagatoria lejos está de agotarse y que no se debe dar como definitiva la tesis del suicidio. Un informe del Servicio Médico legal determinó que el ex presidente Allende se quitó la vida luego de pactar con los militares golpistas la salida de todos sus colaboradores, mientras ardía en llamas la sede de gobierno.

Para Avila, si así fuera, seguiría existiendo la figura de homicidio, ya que lo determinante del caso es la voluntad homicida que existía en quienes llevaron adelante el golpe de Estado. En ese sentido, reiteró que lo principal es que los responsables de la muerte de Salvador Allende reciban las sanciones legales y no quede impune lo que a todas luces constituyó un crimen de lesa humanidad.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Abogado Avila entrevista en la Prensa Austral de Punta Arenas

Punta Arenas,  11 de septiembre de 2011

Roberto Avila: “De todas maneras hay un homicidio (en el caso del Presidente Allende)” 


En pleno desarrollo se encuentra el proceso que lleva adelante Mario Carroza, ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago, para esclarecer la forma en que murió el Presidente Salvador Allende y aplicar las sanciones sobre los responsables.



Así lo señaló a este medio Roberto Avila Toledo, abogado querellante en el proceso por la muerte de Salvador Allende, cuyos restos fueron exhumados en mayo, en el marco de una investigación abierta para establecer judicialmente las causas de su muerte. De entre las cuatro querellas entabladas, el profesional representa al Movimiento Socialista Allendista.

Hace pocos días, Avila visitó la región y aprovechó la instancia para reunirse con este medio, remarcando que este proceso esté lejos de considerarse agotado o terminado, ya que a la fecha no hay resoluciones que den por establecido el suicidio del ex Mandatario “como se ha impuesto mediáticamente por algunos de los medios de comunicación más influyentes”.

Manifestó que en este momento hay una serie de diligencias destinadas a acreditar quiénes fueron los pilotos de los aviones Hawker Hunter que bombardearon La Moneda: “Hay allí responsabilidades evidentes por el delito de homicidio u homicidio frustrado respecto del Presidente”.

Por otro lado, la autopsia que se practicó “no hizo otra cosa que ratificar la autopsia ilegítima, sobre la cual no había credibilidad ninguna, que se había practicado en los días siguientes al 11 de septiembre por los mismos militares responsables de la muerte de Allende”. Esta ha sido cuestionada en el proceso fundadamente por distintos querellantes.

“Ha habido informes nuevos como el del doctor (Luis) Ravanal (del Servicio Médico Legal), que se han acompañado, y no hay ninguna resolución del ministro Mario Carroza que dé por establecido jurídicamente que el Presidente Allende se suicidó”, añadió.



Tesis del homicidio

“Pensemos que de todas maneras hay un homicidio, sea que el Presidente hubiera puesto fin a su vida por mano propia o que hubiera muerto por la acción directa de terceros, pues en ambos casos lo determinante para su muerte no es la voluntad del Presidente Allende, quien no quería morir, él quería vivir”, expresó Avila.

Para él, lo determinante en ambos casos es la voluntad homicida de quienes llevaron adelante el golpe de Estado en Chile, el 11 de septiembre de 1973, y que se grafica en una frase del general Pinochet, que está grabada y adjuntaron en el proceso: “Ofrézcanle un avión viejo y el avión luego se cae”, seguida de otra que señala “muerta la perra, se acaba la leva”.

Para Avila, esa voluntad homicida es la que lleva al Presidente a la muerte, “y quienes aún estén en este mundo deben entonces recibir las sanciones legales del caso, toda vez que esos hechos son claramente delitos de lesa humanidad y, por lo tanto, son inamnistiables e imprescriptibles”.

La tesis del homicidio la reforzó con la evidencia de que durante todo el gobierno de Allende distintos grupos terroristas como Patria y Libertad buscaron matar al Presidente, incluso con la colaboración de servicios de inteligencia como el del Ejército argentino y brasileño, cuyos países vivían y sufrían una dictadura militar: “La voluntad fue siempre matar al Presidente Allende. Hubo varias operaciones e, incluso, una de ellas termina con la muerte del comandante en jefe del Ejército, general René Schneider Chereau. La voluntad fue permanente de matarlo, lo consiguieron el 11 de septiembre de 1973”.

El otro “11”

Subrayó que el Presidente Allende no tenía la voluntad de morir, era un hombre muy vital que hizo todo lo posible por conservar su vida, por conservar la democracia. “Y aquí hay un símil muy significativo con el 11 de septiembre de 2001, cuando en Nueva York terroristas atacaron las Torres Gemelas”, añadió.



El abogado recordó que aquí se discutió si las personas que se arrojaron al vacío desde las siniestradas torres se habían suicidado o habían sido víctimas de homicidio: “Las compañías de seguros naturalmente eran partidarias del suicidio, lo que las eximía de pagar una indemnización. La Suprema Corte estableció que esa muerte era un homicidio, porque las personas no habían tenido la voluntad libre al momento de tomar la decisión de arrojarse al vacío, sino que simplemente estaban tratando de evitar una muerte aún más terrible y se estableció que era homicidio”.

sábado, 20 de agosto de 2011

EDUCACION: LA CLASE POLITICA CONTRA LA VOLUNTAD DEL PUEBLO


La clase política chilena compuesta por el gobierno y la oposición parlamentaria concertacionista parecen olvidar algo que es central en una democracia; que no basta tener legitimidad y legalidad de origen sino que además hay que tener legitimidad de ejercicio. Cuando se gobierna abierta y manifiestamente contra la voluntad popular esta ultima legitimidad se pierde.

Todas las encuestas señalan que alrededor del 80% de los chilenos comparten con estudiantes y profesores la tradicional e histórica formula de una educación pública, democrática, laica y gratuita.

La idea de la educación pública como un deber del estado viene ya de los tiempos de Carlomagno (siglo VII DC) y es una idea central en la modernidad ilustrada. Cuando nuestra patria no era mas que un sueño de jovenes idealistas que con unos cuantos mosquetes se alzaban contra un imperio en el que no se ponía jamás el sol, don José Miguel Carrera fundó el instituto Nacional, la Biblioteca Nacional y un periódico, “La Aurora de Chile”.

La derecha de aquel entonces, “Los Larraín”, se escandalizaron , para que enseñar a leer a los campesinos?. Ellos lucharon por España, hoy como ayer traicionan a Chile.

En 1938 don Pedro Aguirre Cerda abanderado del Frente Popular, abogado y profesor primario, llegó al gobierno con la consigna gobernar es educar y cumplió su palabra. La derecha volvió a oponerse, para que enseñar a las “chinas y los peones”. Intentaron un golpe militar con el miserable de Ariosto Herrera, un general.

Se ha planteado un plebiscito para dirimir el actual conflicto entre el gobierno y los ciudadanos. El presidente democratacristiano Ignacio Walker se ha opuesto al plebiscito, en la misma linea se ha planteado el senador Andrés Zaldivar, se dice defender la democracia representativa, pero, ¡ por favor!, de que democracia y representatividad hablan en un parlamento en que cada día llegan personas que no las ha elegido nadie, o peor aún. En el caso de la sra Von Baer ella fue puesta como opción parlamentaria y explicitamente rechazada por los votantes. Ya no es sin la voluntad popular sino contra la voluntad popular.

El senador Carlos Larraín, que llegó a esta investidura, por si y ante si, en su calidad de presidente de RN, tiene al menos la virtud de la franqueza y dice “ como vamos a hacer plebsicito si esta gente lo va a ganar”.

No defienden la democracia representativa, defienden su “derecho” a mandar en la sociedad contra la voluntad popular.

La democracia directa, que se expresa en un plebiscito, es mil veces mas democrática que la representativa, lo sabemos los chilenos donde un clase política promete lo que quieras y anda a buscar quien te cumpla, donde hay “socialistas” que defendieron a Pinochet en Londres, donde la corrupción chorrea por los cuatro costados.

El presidente de la república estigmatiza las movilizaciones y nos recuerda el golpe militar, es menos burdo que el alcalde Zalaquet , pero la amenaza es la misma: el golpe militar. Nos amenaza un presidente que ha dilapidado el apoyo de más de la mitad de sus propios adherentes en tan solo un año y medio de ejercicio en el cargo y que gobierna con algo más de un 20% de adhesión ciudadana. Sus amenazas son muestra de su impotencia y de su poca vocación democrática,afortunadamente no hay condiciones nacionales ni internacionales para un golpe militar.

Bolivia, Argentina, Cuba, Uruguay y Venezuela, por sólo nombrar sólo algunos países de nuestro continente tienen educación pública laica y gratuita.

La clase política chilena defiende el actual modelo neoliberal, porque ellos mismos son dueños de colegios y universidades, defienden su propio lucro. Así, Mariana Aylwin , Joaquín Lavín, el Ministro de Justicia Teodoro Rivera, Soledad Alvear y Gutemberg Martínez entre tantos otros.

El problema de la educación se debe resolver mediante un plebiscito y a los que han hecho de la política una profesión hay que aventarlos de una vez por todas.

ROBERTO AVILA TOLEDO

Roberticochile@yahoo.es









lunes, 8 de agosto de 2011

ANDRES BELLO DISCURSO INAUGURACION UNIVERSIDAD DE CHILE




Discurso pronunciado en la instalación de la Universidad de Chile el día 17 de septiembre de 1843
EXCMO. SR. PATRONO DE LA UNIVERSIDAD:
Señores:


El consejo de la universidad me ha encargado expresar a nombre del cuerpo nuestro profundo agradecimiento por las distinciones y la confianza con que el supremo gobierno se ha dignado honrarnos. Debo también hacerme el intérprete del reconocimiento de la Universidad por la expresión de benevolencia en que el señor ministro de instrucción pública se ha servido aludir a sus miembros. En cuanto a mí, sé demasiado que esas distinciones y esa confianza las debo mucho menos a mis aptitu­des y fuerzas que a mi antiguo celo (esta es la sola cualidad que puedo atribuirme sin presunción), a mi antiguo celo por la difusión de las luces y de los sanos principios, y a la dedicación laboriosa con que he seguido algunos ramos de estudios, no interrumpidos en ninguna época de mi vida, no dejados de la mano en medio de graves tareas. Siento el peso de esta confianza; conozco la extensión de las obligaciones que impone; comprendo la magnitud de los esfuerzos que exige.



Responsabilidad es esta que abrumaría, si recayese sobre un solo individuo, una inteligencia de otro orden, y mucho mejor preparada que ha podido estarlo la mía. Pero me alienta la cooperación de mis distinguidos colegas en el consejo, y el cuerpo todo de la Universidad. La ley (afortunadamente para mi) ha querido que la dirección de los estudios fuese la obra común del cuerpo. Con la asistencia del consejo, con la actividad ilustrada y patriótica de las diferentes facultades; bajo los auspicios del gobier­no, bajo la influencia de la libertad, espíritu vital de las instituciones chilenas, me es lícito esperar que el caudal precioso de ciencia y talento, de que ya está en posesión la Universidad, se aumentará, se difundirá velozmente, en beneficio de la religión, de la moral, de la libertad misma, y de los intereses materiales.



La Universidad, señores, no sería digna de ocupar un lugar en nuestras instituciones sociales, si (como murmuran algunos ecos oscuros de declamaciones antiguas) el cultivo de las ciencias y de las letras pudiese mirarse como peligroso bajo un punto de vista moral, o bajo un punto de vista político. La moral (que yo no separo de la religión) es la vida misma de la sociedad; la libertad es el estímulo que da un vigor sano y una actividad fecunda a las instituciones sociales. Lo que enturbie la pureza de la moral, lo que trabe el arreglado pero libre desarrollo de las facultades individuales y colectivas de la humanidad y — digo más — lo que las ejercite infructuosamente, no debe un gobierno sabio incorporarlo en la organización del estado.




Pero en este siglo, en Chile, en esta reunión, que yo miro como un homenaje solemne a la importancia de la cultura intelectual; en esta reunión, que, por una coincidencia significativa, es la primera de las pompas que saludan al día glorioso de la patria, al aniversario de la libertad chilena, yo no me creo llamado a defender las ciencias y las letras contra los paralogismos del elocuente filosofo de Ginebra, ni contra los recelos de espíritus asustadizos, que con los ojos fijos en los escollos que han hecho zozobrar al navegante presuntuoso, no querrían que la razón desplegase jamás las velas, y de buena gana la condenaran a una inercia eterna, más perniciosa que el abuso de las luces a las causas mismas porque abogan. No para refutar lo que ha sido mil veces refutado, sino para manifestar la correspondencia que existe entre los sentimientos que acaba de expresar el señor ministro de instrucción publica y los que animan a la Universidad, se me permitirá que añada a las de su señoría algunas ideas generales sobre la influencia moral y política de las ciencias y de las letras, sobre el ministerio de los cuerpos literarios, y sobre los trabajos especiales a que me parecen destinadas nuestras facultades universitarias en el estado presente de la nación chilena.




Lo sabeis, señores: todas las verdades se tocan, desde las que formulan el rumbo de los mundos en el piélago del espacio; desde las que determinan las agendas maravillosas de que dependen el movimiento y la vida en el universo de la materia; desde las que resumen la estructura del animal, de la planta, de la masa inorgánica que pisamos; desde las que revelan los fenómenos íntimos del alma en el teatro misterioso de la conciencia, hasta las que expresan las acciones y reacciones de las fuerzas políticas; hasta las que sientan las bases inconmovibles de la moral; hasta las que determinan las condiciones precisas para el desenvolvimiento de los gérmenes industriales; hasta las que dirigen y fecundan las artes. Los adelantamientos en todas líneas se llaman unos a otros, se eslabonan, se empujan. Y cuando digo los adelantamientos en todas líneas comprendo sin duda los más importantes a la dicha del género humano, los adelantamientos en el orden moral y político. ¿A qué se debe este progreso de civilización, esta ansia de mejoras sociales, esta sed de libertad? Si queremos saberlo, comparemos a la Europa y a nuestra afortunada América, con los sombríos imperios del Asia, en que el despotismo hace pesar su cerro de hierro sobre cuellos encorvados de antemano por la ignorancia, o con las hordas africanas, en que el hombre, apenas superior a los brutos es, como ellos, un articulo de tráfico para sus propios hermanos ¿Quién prendió en la Europa esclavizada las primeras centellas de libertad civil? ¿No fueron las letras? ¿No fue la herencia intelectual de Grecia y Roma, reclamada, después de una larga época de oscuridad, por el espíritu humano? Allí, allí tuvo principio este vasto movimiento político, que ha restituido sus títulos de ingenuidad a tantas razas esclavas; este movimiento, que se propaga en todos sentidos, acelerado continuamente por la prensa y por las letras; cuyas ondulaciones, aquí rápidas, allá lentas, en todas partes necesarias, fatales, allanaran por fin cuantas barreras se les opongan, y cubrirán la superficie del globo.



Todas las verdades se tocan; y yo extiendo esta aserción al dogma religioso, a la verdad teológica. Calumnian, no se si diga a la religión o a las letras, los que imaginan que pueda haber una antipatía secreta entre aquellas y estas. Yo creo, por el contrario, que existe, que no puede menos que existir, una alianza estrecha entre la revelación positiva y esa otra revelación universal que habla a todos los hombres en el libro de la naturaleza. Si encendimientos extraviados han abusado de sus conocimientos para impugnar el dogma, ¿qué prueba esto, sino la condición de las cosas humanas? Si la razón humana es débil, si tropieza y cae, tanto mas necesario es suministrarle alimentos sustanciosos y apoyos sólidos. Porque extinguir esta curiosidad, esta noble osadía del entendimiento, que le hace arrostrar los arcanos de la naturaleza, los enigmas del porvenir, no es posible, sin hacerlo al mismo tiempo, incapaz de todo lo grande, insensible a todo lo que es bello, generoso, sublime, santo; sin emponzoñar las fuentes de la moral; sin afear y envilecer la religión misma. He dicho que todas las verdades se tocan, y aun no creo haber dicho bastante. Todas las facultades humanas forman un sistema, en que no puede haber regularidad y armonía sin el concurso de cada una. No se puede paralizar una fibra (permítaseme decirlo así), una sola fibra del alma, sin que todas las otras enfermen.



Las ciencias y las letras, fuera de ese valor social, fuera de esta importancia que podemos llamar instrumental, fuera del barniz de amenidad y elegancia que dan a las sociedades humanas, y que debemos contar también entre sus beneficios, tienen un mérito suyo, intrínseco, en cuanto aumentan los placeres y goces del individuo que las cultiva y las ama; placeres exquisitos, a que no llega el delirio de los sentidos; goces puros, en que el alma no se dice a sí misma:


........... medio de fonte leporumugit amari aliquid, quod in ipsis floribus angit (Lucrecio)De en medio de la fuente del deleiteun no sé qué de amargo se levanta,que entre el halago de las flores punza.



Las ciencias y la literatura llevan en sí la recompensa de los trabajos y vigilias que se les consagran. No hablo de la gloria que ilustra las grandes conquistas científicas; no hablo de la aureola de inmortalidad que corona las obras del genio. A pocos es permitido esperarlas. Hablo de los placeres más o menos elevados, más o menos intensos, que son comunes a todos los rangos en la república de las letras. Para el entendimiento, como para las otras facultades humanas, la actividad es en sí misma un placer; placer que, como dice un filósofo escocés, sacude de nosotros aquella inercia a que de otro modo nos entregaríamos en daño nuestro y de la sociedad. Cada senda que abren las ciencias al entendimiento cultivado, le muestra perspectivas encantadas; cada nueva faz que se le descubre en el tipo ideal de la belleza, hace estremecer deliciosamente el corazón humano, criado para admirarla y sentirla. El entendimiento cultivado oye en el retiro de la meditación las mil voces del coro de la naturaleza: mil visiones peregrinas revuelan en torno a la lámpara solitaria que alumbra sus vigilias. Para él solo, se atavía la creación de toda su magnificencia, de todas sus galas. Pero las letras y las ciencias, al mismo tiempo que dan un ejercicio delicioso al entendimiento y a la imaginación, elevan el carácter moral. Ellas debilitan el poderío de las seducciones sensuales; ellas desarman de la mayor parte de sus terrores a las vicisitudes de la fortuna. Ellas son (después de la humilde y contenta resignación del alma religiosa) el mejor preparativo para la hora de la desgracia. Ellas llevan el consuelo al lecho del enfermo, al asilo del proscrito, al calabozo, al cadalso. Sócrates, en vísperas de beber la cicuta, ilumina su cárcel con las más sublimes especulaciones que nos ha dejado la antigüedad gentílica sobre el porvenir de los destinos humanos. Dante compone en el destierro su Divina Comedia. Lavoisier pide a sus verdugos un plazo breve para terminar una investigación importante. Chenier, aguardando por instantes la muerte, escribe sus últimos versos, que deja incompletos para marchar al patíbulo:



Comme un derrnier rayon, comme un dernier zéphireanime la fin d'un beau jour,au pied de I'echafaud j'essaie ancor ma lyre.Cual rayo postrero,cual aura que anima el ultimo instantede un hermoso día,al pie del cadalso ensayomi lira.



Tales son las recompensas de las letras; tales son sus consuelos. Yo mismo, aun siguiendo de tan lejos a sus favorecidos adoradores, yo mismo he podido participar de sus beneficios, y saborearme con sus goces. Adornaron de celajes alegres la mañana de mi vida, y conservan todavía algunos matices a el alma, como la flor que hermosea las ruinas. Ellas han hecho aun más por mi; me alimentaron en mi larga peregrinación, y encaminaron mis pasos a este suelo de libertad y de paz, a esta patria adoptiva, que me ha dispensado una hospitalidad tan benévola.



Hay otro punto de vista, en que tal vez lidiaremos con preocupaciones especiosas. Las universidades, las corporaciones literarias, ¿son un instrumento a propósito para la propagación de las luces? Mas apenas concibo que pueda hacerse esa pregunta a una edad que es por excelencia la edad de la asociación y la representación; en una edad en que pululan por todas partes las sociedades de agricultura, de comercio, de industria, de beneficencia; en la edad de los gobiernos representativos. La Europa, y los Estados Unidos de América, nuestro modelo bajo tantos respectos, responderán a ella. Si la propagación del saber es una de sus condiciones más importantes, porque sin ellas las letras no harían más que ofrecer unos pocos puntos luminosos en medio de densas tinieblas, las corporaciones a que se debe principalmente la rapidez de las comunicaciones literarias hacen beneficios esenciales a la ilustración y a la humanidad. No bien brota en el pensamiento de un individuo una verdad nueva, cuando se apodera de ella toda la república de las letras. Los sabios de la Alemania, de la Francia, de los Estados Unidos, aprecian su valor, sus consecuencias, sus aplicaciones. En esta propagación del saber, las academias, las universidades, forman otros tantos depósitos, a donde tienden constantemente a acumularse todas las adquisiciones científicas; y de estos centros es de donde se derraman mas fácilmente por las diferentes clases de la sociedad. La Universidad de Chile ha sido establecida con este objeto especial. Ellas, si corresponde a las miras de la ley que le ha dado su nueva forma, si corresponde a los deseos de nuestro gobierno, será un cuerpo eminentemente expansivo y propagador.




Otros pretenden que el fomento dado a la instrucción científica se debe de preferencia a la enseñanza primaria. Yo ciertamente soy de los que miran la instrucción general, la educación del pueblo, como uno de los objetos más importantes y privilegiados a que pueda dirigir su atención el gobierno; como una necesidad primera y urgente; como la base de todo sólido progreso; como el cimiento indispen­sable de las instituciones republicanas. Pero, por eso mismo, creo necesario y urgente el fomento de la enseñanza literaria y científica. En ninguna parte ha podido generalizarse la instrucción elemental que reclaman las clases laboriosas, la gran mayoría del genero humano, sino donde han florecido de antemano las ciencias y las letras. No digo yo que el cultivo de las letras y de las ciencias traiga en pos de sí, como una consecuencia precisa, la difusión de la enseñanza elemental; aunque es incontestable que las ciencias y las letras tienen una tendencia natural a difundirse, cuando causas artificiales no las contrarían. Lo que digo es que el primero es una condición indispensable de la segunda; que donde no exista aquél, es imposible que la otra, cualesquiera que sean los esfuerzos de la autoridad, se verifique bajo la forma conveniente. La difusión de los conocimientos supone uno o más hogares, de donde salga y se reparta la luz, que, extendiéndose progresivamente sobre los espacios intermedios, penetre al fin las capas extremas. La generalización de la enseñanza requiere gran número de maestros competentemente instruidos; y las aptitudes de estos sus últimos distribuidores son, ellas mismas, emanaciones más o menos distantes de los grandes depósitos científicos y literarios. Los buenos maestros, los buenos libros, los buenos métodos, la buena dirección de la enseñanza, son necesariamente la obra de una cultura intelectual muy adelantada. La instrucción literaria y científica es la fuente de donde la instrucción elemental se nutre y se vivifica; a la manera que en una sociedad bien organizada la riqueza de la clase más favorecida de la fortuna es el manantial de donde se deriva la subsistencia de las clases trabajadoras, el bienestar del pueblo. Pero la ley, al plantear de nuevo la universidad, no ha querido fiarse solamente de esa tendencia natural de la ilustración a difundirse, y a que la imprenta da en nuestros días una fuerza y una movilidad no conocidas antes; ella ha unido íntimamente las dos especies de enseñanza; ella ha dado a una de las secciones del cuerpo universitario el encargo especial de velar sobre la instruc­ción primaria, de observar su marcha, de facilitar su propagación, de contribuir a sus progresos. El fomento, sobre todo, de la instrucción religiosa y moral del pueblo es un deber que cada miembro de la universidad se impone por el hecho de ser recibido en su seno.


La ley que ha establecido la antigua universidad sobre nuevas bases, acomodadas al estado presente de la civilización y a las necesidades de Chile, apunta ya los grandes objetos a que debe dedicarse este cuerpo. El señor ministro vice-patrono ha manifestado también las miras que presidieron a la refundición de la Universidad, los fines que en ella se propone el legislador, y las esperanzas que es llamada a llenar; y ha desenvuelto de tal modo estas ideas, que siguiéndole en ellas, apenas me sería posible hacer otra cosa que un ocioso comentario a su discurso. Añadiré con todo algunas breves observaciones que me parecen tener su importancia.


El fomento de las ciencias eclesiásticas, destinado a formar dignos ministros del culto, y en último resultado a proveer a los pueblos de la república de la competente educación religiosa y moral, es el primero de estos objetos y el de mayor trascendencia. Pero hay otro aspecto bajo el cual debemos mirar la consagración de la universidad a la causa moral y de la religión. Si importa el cultivo de las ciencias eclesiásticas para el desempeño del ministerio sacerdotal, también importa generalizar entre la juventud estudiosa, entre toda la juventud que participa de la educa­ción literaria y científica, conocimientos adecuados del dogma y de los anales de la fe cristiana. No creo necesario probar que esta debiera ser una parte integrante de la educación general, indispensable para toda profesión, y aun para todo hombre que quiera ocupar en la sociedad un lugar superior al ínfimo.




A la facultad de leyes y ciencias políticas se abre un campo el mas vasto el más susceptible y de aplicaciones útiles. Lo habeis oído: la utilidad practica, los resultados positivos, las mejoras sociales, es lo que principalmente espera de la Universidad el gobierno; es lo que principal­mente debe recomendar sus trabajos a la patria. Herederos de la legislación del pueblo rey, tenemos que purgarla de las manchas que contrajo bajo el influjo maléfico del despotismo; tenemos que despejar las incoherencias que deslustran una obra a que han contribuido tantos siglos, tantos intereses alternativamente dominantes, tantas inspiraciones contradictorias. Tenemos que acomodarla, que restituirla a las instituciones republicanas. ¿Y qué objeto más importante o más grandioso que la formación, el perfeccionamiento de nuestras leyes orgánicas, la recta y pronta administración de justicia, de seguridad de nuestros derechos, la fe de las transacciones comerciales, la paz del hogar doméstico? La Universidad, me atrevo a decirlo, no acogerá la preocupación que condena como inútil o pernicioso el estudio de las leyes romanas; creo, por el contrario, que le dará un nuevo estímulo y lo asentará sobre bases mas amplias. La Universidad verá probablemente en ese estudio el mejor aprendizaje de la lógica jurídica y forense. Oigamos sobre este punto el testimonio de un hombre a quien seguramente no se tachara de parcial a doctrinas antiguas; a un hombre que en el entusiasmo de la emancipación popular y de la nivelación democrática ha tocado tal vez al extremo. "La ciencia estampa en el derecho su sello; su lógica sienta los principios, formula los axiomas, deduce las consecuencias, y saca de la idea de lo justo, reflejándola, inagotables desenvolvimientos. Bajo este punto de vista, el derecho romano no reconoce igual: se pueden disputar algunos de sus principios; pero su método, su lógica, su sistema científico, lo han hecho y lo mantienen superior a todas las otras legislaciones; sus textos son la obra maestra del estilo jurídico; su método es el de la geometría aplicado en todo su rigor al pensamiento moral". Así se explica L'Herminier, y ya antes Leibniz había dicho: "In jurisprudentia regnant romani. Dixi saepius post scripta geometrarum nihil extare quod vi ae subtilitate cum romanorum jurisconsultorum scriptis comparari possit: tantum nervi inest; tantum profundi-aris".


La Universidad estudiara también las especialidades de la sociedad chilena bajo el punto de vista económico, que no presenta problemas menos vastos, ni de menos arriesgada resolución. La Universidad examinará los resultados de la estadística chilena, contribuirá a formarla, y leerá en sus guarismos la expresión de nuestros intereses materiales. Porque en este, como en los otros ramos, el programa de la Universidad es enteramente chileno: si toma prestadas a la Europa las deducciones de la ciencia, es para aplicarlas a Chile. Todas las sendas en que se propone dirigir las investigaciones de sus miembros, el estudio de sus alumnos, convergen a un centro: la patria.

La medicina investigará, siguiendo el mismo plan, las modificaciones peculiares que dan al hombre chileno su clima, sus costumbres, sus alimentos; dictará las reglas de la higiene privada y pública; se desvelará por arrancar a las epidemias el secreto de su germinación y de su actividad devastadora; y hará, en cuanto es posible, que se difunda a los campos el conocimiento de los medios sencillos de conservar y reparar la salud. ¿Enumeraré ahora las utilidades positivas de las ciencias matemáticas y físicas, sus aplicaciones a una industria naciente, que apenas tiene en ejercicio unas pocas artes simples, groseras, sin procederes bien entendidos, sin máquinas, sin algunos aun de los más comunes utensilios; sus aplicaciones a una tierra cruzada en todos sentidos de veneros metálicos, a un suelo fértil de riquezas vegetales, de sustancias alimenticias; a un suelo sobre el que la ciencia ha echado apenas una ojeada rápida?


Pero, fomentando las aplicaciones practicas, estoy muy distante de creer que la Universidad adopte por su divisa el mezquino cui bono? y que no aprecie en su justo valor el conocimiento de la naturaleza en todos sus variados departamentos. Lo primero, porque, para guiar acertadamente, la práctica, es necesario que el entendimiento se eleve a los puntos culminantes de la ciencia, a la apreciación de sus fórmulas generales. La Universidad no confundirá, sin duda, las aplicaciones prácticas con las manipulaciones de un empirismo ciego. Y lo segundo, porque, como dije antes, el cultivo de la inteligencia contemplativa que descorre el velo de los arcanos del universo físico y moral, es en sí mismo un resultado positivo y de la mayor importancia. En este punto, para no repetirme, copiaré las palabras de un sabio inglés, que me ha honrado con su amistad: "Ha sido, —dice el doctor Nicolas Arnott—, ha sido una preocupación el creer que las personas instruidas así en las leyes generales tengan su atención dividida, y apenas les quede tiempo para aprender alguna cosa perfectamente. Lo contrario, sin embargo, es lo cierto; porque los conocimientos generales hacen más claros y precisos los conocimientos particulares. Los teoremas de la filosofía son otras tantas llaves que nos dan entrada a los más deliciosos jardines que la imaginación puede figurarse; son una vara mágica que nos descubre la faz del universo y nos revela infinitos objetos que la ignorancia no ve. El hombre instruido en las leyes naturales está, por decirlo así, rodeado de seres conocidos y amigos, mientras el hombre ignorante peregrina por una tierra extraña y hostil. El que por medio de las leyes generales puede leer en el libro de la naturaleza, encuentra en el universo una historia sublime que le habla de Dios, y ocupa dignamente su pensamiento hasta el fin de sus días".


Paso, señores, a aquel departamento literario que posee de un modo peculiar y eminente la cualidad de pulir las costumbres; que afina el lenguaje, haciéndolo un vehículo fiel, hermoso, diáfano, de las ideas; que, por el estudio de otros idiomas vivos y muertos, nos pone en comunicación con la antigüedad y con las naciones más civilizadas, cultas y libres de nuestros días; que nos hace oír, no por el imperfecto medio de las traducciones siempre y necesariamente infieles, sino vivos, sonoros, vibrantes, los acentos de la sabiduría y la elocuencia extranjera; que, por la contemplación de la belleza ideal y de sus reflejos en las obras del genio, purifica el gusto, y concilia con los raptos audaces de la fantasía los derechos imprescriptibles de la razón; que, iniciando al mismo tiempo el alma en sus estudios severos, auxiliares necesarios de la bella literatura, y preparativos indispensables para todas las ciencias, para todas las carreras de la vida, forma la primera disciplina del ser intelectual y moral, expone las leyes eternas de la inteligencia a fin de dirigir y afirmar sus pasos, y desenvuelve los pliegues profundos del corazón, para preservarlo de extravíos funestos, para establecer sobre sólidas bases los derechos y deberes del hombre. Enumerar estos diferentes objetos es presentarlos, señores, según yo lo concibo, el programa de la Universidad en la sección de filosofía y humanidades. Entre ellos, el estudio de nuestra lengua me parece de una alta importancia. Yo no abogaré jamás por el purismo exagerado que condena todo lo nuevo en materia de idioma; creo, por el contrario, que la multitud de ideas nuevas, que pasan diariamente del comercio literario a la circulación general, exige voces nuevas que las representen. ¿Hallaremos en el diccionario de Cervantes y de fray Luis de Granada —no quiero ir tan lejos—, hallaremos en el diccionario de Iriarte y Moratín medios adecuados, signos lúcidos para expresar las nociones comunes que flotan hoy día sobre las inteligencias medianamente cultivadas, para expresar el pensamiento social? ¡Nuevas instituciones, nuevas leyes, nuevas costumbres; variadas por todas partes a nuestros ojos la materia y las formas; y viejas voces, vieja fraseología! Sobre ser desacordada esa pretensión, porque pugnaría con el primero de los objetos de la lengua, la fácil y clara transmisión del pensamiento, sería del todo inasequible. Pero se puede ensanchar el lenguaje, se puede enriquecerlo, se puede acomodarlo a todas las exigencias de la sociedad, y aún a las de la moda, que ejerce un imperio incontestable sobre la literatura, sin adulterar-lo, sin viciar sus construcciones, sin hacer violencia a su genio. ¿Es acaso distinta de la de Pascal y Racine la lengua de Chateaubriand y Villemain? Y no trasparenta perfectamente la de estos dos escritores el pensamiento social de la Francia de nuestros días, tan diferentes de la Francia de Luis XIV? Hay más: demos anchas a esta especie de culteranismo; demos carta de nacionalidad a todos los caprichos de un extravagante neologismo; y nuestra América reproducirá dentro de poco la confusión de idiomas, dialectos y jerigonzas, el caos babilónico de la Edad Media; y diez pueblos perderán uno de sus vínculos más poderosos de fraternidad, uno de sus más preciosos instrumentos de correspondencia y comercio.




La Universidad fomentara, no solo el estudio de las lenguas, sino de las literaturas extranjeras. Pero no sé si me engaño. La opinión de aquellos que creen que debemos recibir los resultados sintéticos de la ilustración europea, dispensándonos del examen de sus títulos, dispensándonos del proceder analítico, único medio de adquirir verdaderos conocimientos, no encontrará muchos sufragios en la Uni­versidad. Respetando, como respeto, las opiniones ajenas y reservándome solo el derecho de discutirlas, confieso que tan poco propio me parecerá para alimentar el entendimiento, para educarle y acostumbrarle a pensar por sí, el atenernos a las conclusiones morales y políticas de Herder, por ejemplo, sin el estudio de la historia antigua y moderna, como el adoptar los teoremas de Euclides sin el previo trabajo intelectual de la demostración. Yo miro, señores, a Herder como a uno de los escritores que han servido más útilmente a la humanidad: él ha dado toda su dignidad a la historia, desenvolviendo en ella los designios de la Providencia, y los destinos a que es llamada la especie humana sobre la tierra. Pero el mismo Herder no se propuso suplantar el conocimiento de los hechos, sino ilustrarlos, explicarlos; ni se puede apreciar su doctrina sino por medio de previos estudios históricos. Sustituir a ellos deducciones y fórmulas, sería presentar a la juventud un esqueleto en vez .de un traslado vivo del hombre social; sería darle una colección de aforismos en vez de poner a su vista el panora­ma móvil, instructivo, pintoresco, de las instituciones, de las costumbres, de las revoluciones, de los grandes pueblos y de los grandes hombres; sería quitar al moralista y al político las convicciones profundas que sólo pueden nacer del conocimiento de los hechos; sería quitar a la experiencia del género humano el saludable poderío de sus avisos, en la edad, cabalmente que es más susceptible de impresiones durables; sería quitar al poeta una inagotable mina de imágenes y de colores. Y lo que digo de la historia, me parece que debemos aplicarlo a todos los otros ramos del saber. Se impone de este modo al entendimiento la necesidad de largos, es verdad, pero agradables estudios. Porque nada hace más desabrida la enseñanza que las abstracciones, y nada la hace más fácil y amena sino el proceder que, amoblando la memoria, ejercita al mismo tiempo al enten­dimiento y exalta la imaginación. El raciocinio debe engendrar al teorema, los ejemplos graban profundamente las lecciones.



¿Y pudiera yo, señores, dejar de aludir, aunque de paso, en esa rápida reseña, a la más hechicera de las vocaciones literarias, al aroma de la literatura, al capitel corintio, por decirlo así, de la sociedad culta? ¿Pudiera, sobre todo, dejar de aludir a la excitación instantánea, que ha hecho aparecer sobre nuestro horizonte esa constelación de jóvenes ingenios que cultivan con tanto ardor la poesía? Lo diré con ingenuidad: hay incorrección en sus versos; hay cosas que una razón castigada y severa condena. Pero la corrección es la obra del estudio y de los años; ¿quién pudo esperarla de los que, en un momento de exaltación, poética y patriótica a un tiempo, se lanzaron a esa nueva arena, resueltos a probar que en las almas chilenas arde también aquel fuego divino, de que por una preocupación injusta se las había creído privadas? Muestras brillantes, y no limitadas al sexo que entre nosotros ha cultivado hasta ahora casi exclusivamente las letras, la habían refutado ya. Ellos la han desmentido de nuevo. Yo no sé si una predisposición parcial hacia los ensayos de las inteligencias juveniles extravía mi juicio. Digo lo que siento: hallo en esas obras destellos incontestables del verdadero talento, y aún con relación a algunas de ellas, pudiera decir, del verdadero genio poético. Hallo, en algunas de esas obras, una imaginación original y rica, expresiones felizmente atrevidas, y (lo que parece que sólo pudo dar un largo ejercicio) una versificación armoniosa y fluida, que busca de propósito las dificultades para luchar con ellas y sale airosa de esta arriesgada prueba. La Universidad, alentando a nuestros jóvenes poetas les dirá tal vez: "Si quereis que vuestro nombre no quede encarcelado entre la Cordillera de los Andes y la mar del Sur, recinto demasiado estrecho para las aspiraciones generosas del talento; si quereis que os lea la posteridad, haced buenos estudios, principiando por el de la lengua nativa. Haced más; tratad asuntos dignos de vuestra patria y de la posteridad. Dejad los tonos muelles de la lira de Anacreonte y de Safo: la poesía del siglo xix tiene una misión más alta. Que los grandes intereses de la humanidad os inspiren. Palpite en vuestras obras el sentimiento moral. Dígase cada uno de vosotros, al tomar la pluma: Sacerdote de las Musas, canto para las almas inocentes y puras:


.............Musarum sacerdosvirgini bus puerisque canto.(horacio).
¿y cuántos temas grandiosos no os presenta ya vuestra joven república? Celebrad sus grandes días; tejed guirnaldas a sus héroes; consagrad la mortaja de los mártires de la patria. La Universidad recordará al mismo tiempo a la juventud aquel consejo de un gran maestro de nuestros días: "Es preciso, decía Goethe, que el arte sea la regla de la imaginación y la transforme en poesía".




¡El arte! Al oír esta palabra, aunque tomada de los labios mismo de Goethe, habrá algunos que me coloquen entre los partidarios de las reglas convencionales, que usurparon mucho tiempo ese nombre. Protesto solemnemente contra semejante aserción; y no creo que mis antecedentes la justifiquen. Yo no encuentro el arte en los preceptos estériles de la escuela, en las inexorables unidades, en la muralla de bronce entre los diferentes estilos y géneros, en las cadenas con que se ha querido aprisionar al poeta a nombre de Aristóteles y Horacio, y atribuyéndoles a veces lo que jamás pensaron. Pero creo que hay un arte fundado en las relaciones impalpables, etéreas, de la belleza ideal; relaciones delicadas,. pero accesibles a la mirada de lince del genio competentemente preparado; creo que hay un arte que guía a la imaginación en sus mas fogosos transportes; creo que sin ese arte la fantasía, en vez de encarnar en sus obras el tipo de lo bello, aborta esfinges, creaciones enigmáticas y monstruosas. Esta es mi fe literaria. Libertad en todo; pero yo no veo libertad, sino embriaguez licenciosa, en las orgías de la imaginación.



La libertad, como contrapuesta, por una parte, a la docilidad servil que lo recibe todo sin examen, y por otra a la desarreglada licencia que se rebela contra la autoridad de la razón y contra los más nobles y puros instintos del corazón humano, será sin duda el tema de la Universidad en todas sus diferentes secciones.



Pero no debo abusar más tiempo de vuestra paciencia. El asunto es vasto; recorrerlo a la ligera es todo lo que me ha sido posible. Siento no haber ocupado más dignamente la atención del respetable auditorio que me rodea, y le doy las gracias por la indulgencia con que se ha servido escucharme.




Andrés Bello (El Araucano, año de 1843)

DECLARACION UNIVERSAL DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE Y EL CIUDADANO









El 26 de Agosto de 1789 al calor de la Gran Revolución Francesa y bajo el impuslo del partido Jacobino liderado por Maximiliano Robespierre se adoptó lo que sería la base de los Derechos Humanos en la modernidad se dictó La Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano cuyos articulos son los siguientes:
------------------------------------------------------------------

DECLARACION UNIVERSAL DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE Y EL CIUDADANO

I. Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en cuanto a sus derechos. Las distinciones civiles sólo podrán fundarse en la utilidad pública.

II. La finalidad de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles del hombre. Esos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión.

III. La fuente de toda soberanía reside esencialmente en la Nación; ningún individuo ni ninguna corporación pueden ser revestidos de autoridad alguna que no emane directamente de ella.

IV. La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no cause perjuicio a los demás. El ejercicio de los derechos naturales de cada hombre, no tiene otros límites que los que garantizan a los demás miembros de la sociedad el disfrute de los mismos derechos. Estos límites sólo pueden ser determinados por la ley.

V. La ley sólo puede prohibir las acciones que son perjudiciales a la sociedad. Lo que no está prohibido por la ley no puede ser impedido. Nadie puede verse obligado a aquello que la ley no ordena.

VI. La ley es expresión de la voluntad de la comunidad. Todos los ciudadanos tienen derecho a colaborar en su formación, sea personalmente, sea por medio de sus representantes. Debe ser igual para todos, sea para proteger o para castigar. Siendo todos los ciudadanos iguales ante ella, todos son igualmente elegibles para todos los honores, colocaciones y empleos, conforme a sus distintas capacidades, sin ninguna otra distinción que la creada por sus virtudes y conocimientos.

VII. Ningún hombre puede ser acusado, arrestado y mantenido en confinamiento, excepto en los casos determinados por la ley, y de acuerdo con las formas por ésta prescritas. Todo aquél que promueva, solicite, ejecute o haga que sean ejecutadas órdenes arbitrarias, debe ser castigado, y todo ciudadano requerido o aprehendido por virtud de la ley debe obedecer inmediatamente, y se hace culpable si ofrece resistencia.

VIII. La ley no debe imponer otras penas que aquéllas que son estrictamente y evidentemente necesarias; y nadie puede ser castigado sino en virtud de una ley promulgada con anterioridad a la ofensa y legalmente aplicada.

IX. Todo hombre es considerado inocente hasta que ha sido declarado convicto. Si se estima que su arresto es indispensable, cualquier rigor mayor del indispensable para asegurar su persona ha de ser severamente reprimido por la ley.

X. Ningún hombre debe ser molestado por razón de sus opiniones, ni aun por sus ideas religiosas, siempre que al manifestarlas no se causen trastornos del orden público establecido por la ley.

XI. Puesto que la libre comunicación de los pensamientos y opiniones es uno de los más valiosos derechos del hombre, todo ciudadano puede hablar, escribir y publicar libremente, excepto cuando tenga que responder del abuso de esta libertad en los casos determinados por la ley.

XII. Siendo necesaria una fuerza pública para garantizar los derechos del hombre y del ciudadano, se constituirá esta fuerza en beneficio de la comunidad, y no para el provecho particular de las personas a las que ha sido confiada.

XIII. Siendo necesaria, para sostener la fuerza pública y subvenir a los gastos de administración, una contribución común, ésta debe ser distribuida equitativamente entre los ciudadanos, de acuerdo con sus facultades.

XIV. Todo ciudadano tiene derecho, ya por sí mismo o por su representante, a constatar la necesidad de la contribución pública, a consentirla libremente, a comprobar su adjudicación y a determinar su cuantía, su modo de amillaramiento, su recaudación y su duración.

XV. La sociedad tiene derecho a pedir a todos sus agentes cuentas de su administración.

XVI. Una sociedad en la que la garantía de los derechos no está asegurada, ni la separación de poderes definida, no tiene Constitución.

XVII. Siendo inviolable y sagrado el derecho de propiedad, nadie podrá ser privado de él, excepto cuando la necesidad pública, legalmente comprobada, lo exige de manera evidente, y a la condición de una indemnización previa y justa."

Titulares recientes:

Deslizador de imagenes