La clase política chilena compuesta por el gobierno y la oposición parlamentaria concertacionista parecen olvidar algo que es central en una democracia; que no basta tener legitimidad y legalidad de origen sino que además hay que tener legitimidad de ejercicio. Cuando se gobierna abierta y manifiestamente contra la voluntad popular esta ultima legitimidad se pierde.
Todas las encuestas señalan que alrededor del 80% de los chilenos comparten con estudiantes y profesores la tradicional e histórica formula de una educación pública, democrática, laica y gratuita.
La idea de la educación pública como un deber del estado viene ya de los tiempos de Carlomagno (siglo VII DC) y es una idea central en la modernidad ilustrada. Cuando nuestra patria no era mas que un sueño de jovenes idealistas que con unos cuantos mosquetes se alzaban contra un imperio en el que no se ponía jamás el sol, don José Miguel Carrera fundó el instituto Nacional, la Biblioteca Nacional y un periódico, “La Aurora de Chile”.
La derecha de aquel entonces, “Los Larraín”, se escandalizaron , para que enseñar a leer a los campesinos?. Ellos lucharon por España, hoy como ayer traicionan a Chile.
En 1938 don Pedro Aguirre Cerda abanderado del Frente Popular, abogado y profesor primario, llegó al gobierno con la consigna gobernar es educar y cumplió su palabra. La derecha volvió a oponerse, para que enseñar a las “chinas y los peones”. Intentaron un golpe militar con el miserable de Ariosto Herrera, un general.
Se ha planteado un plebiscito para dirimir el actual conflicto entre el gobierno y los ciudadanos. El presidente democratacristiano Ignacio Walker se ha opuesto al plebiscito, en la misma linea se ha planteado el senador Andrés Zaldivar, se dice defender la democracia representativa, pero, ¡ por favor!, de que democracia y representatividad hablan en un parlamento en que cada día llegan personas que no las ha elegido nadie, o peor aún. En el caso de la sra Von Baer ella fue puesta como opción parlamentaria y explicitamente rechazada por los votantes. Ya no es sin la voluntad popular sino contra la voluntad popular.
El senador Carlos Larraín, que llegó a esta investidura, por si y ante si, en su calidad de presidente de RN, tiene al menos la virtud de la franqueza y dice “ como vamos a hacer plebsicito si esta gente lo va a ganar”.
No defienden la democracia representativa, defienden su “derecho” a mandar en la sociedad contra la voluntad popular.
La democracia directa, que se expresa en un plebiscito, es mil veces mas democrática que la representativa, lo sabemos los chilenos donde un clase política promete lo que quieras y anda a buscar quien te cumpla, donde hay “socialistas” que defendieron a Pinochet en Londres, donde la corrupción chorrea por los cuatro costados.
El presidente de la república estigmatiza las movilizaciones y nos recuerda el golpe militar, es menos burdo que el alcalde Zalaquet , pero la amenaza es la misma: el golpe militar. Nos amenaza un presidente que ha dilapidado el apoyo de más de la mitad de sus propios adherentes en tan solo un año y medio de ejercicio en el cargo y que gobierna con algo más de un 20% de adhesión ciudadana. Sus amenazas son muestra de su impotencia y de su poca vocación democrática,afortunadamente no hay condiciones nacionales ni internacionales para un golpe militar.
Bolivia, Argentina, Cuba, Uruguay y Venezuela, por sólo nombrar sólo algunos países de nuestro continente tienen educación pública laica y gratuita.
La clase política chilena defiende el actual modelo neoliberal, porque ellos mismos son dueños de colegios y universidades, defienden su propio lucro. Así, Mariana Aylwin , Joaquín Lavín, el Ministro de Justicia Teodoro Rivera, Soledad Alvear y Gutemberg Martínez entre tantos otros.
El problema de la educación se debe resolver mediante un plebiscito y a los que han hecho de la política una profesión hay que aventarlos de una vez por todas.
ROBERTO AVILA TOLEDO
Roberticochile@yahoo.es
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