Poco tiempo después se desató por los
norteamericanos la guerra fría y la real historia de lo acontecido se
vio deformada por las necesidades de la propaganda.
Los soviéticos fueron determinantes en
la victoria sobre el fascismo. El heroísmo de su pueblo, la habilidad
de la conducción político militar, la potencia de su industria, la
calidad de su armamento fue sistemáticamente sino negada por lo menos
devaluada hasta hacerla perder significación.
Se nos presentó el desembarco en
Normandía como el día decisivo de la Segunda Guerra.
Sin negar su
importancia, a estas alturas es claro que sin las derrotas alemanas en
las puertas de Moscú, en la colosal batalla de Stalingrado y en la más
grande batalla, por número de tropas y material empleado, que fue la
batalla por el arco de Kurks los aliados habrían enfrentado en Francia
una cantidad de tropas y material de primera clase que hacía
imprevisible el resultado. Todos ya sabemos que en el frente occidental
combatía el ejercito B de Alemania. En las playas de Normandía los
aliados tuvieron alrededor de 10 mil bajas, en Stalingrado los alemanes
registraron bajas por cerca de 600 mil hombres (sin contar sus aliados,
húngaros, rumanos e italianos) y los soviéticos por alrededor de 800
mil.
Los soviéticos pagaron con 25 millones
de sus ciudadanos muertos y con miles de pueblos y ciudades arrasados el
costo de la victoria, ni una sola bomba cayó sobre territorio
norteamericano.
¿Qué habría pasado si los alemanes sin
ese hoyo negro que consumía hombres y recursos en dimensiones colosales
hubiera tenido la tranquilidad y el tiempo suficiente para desarrollar
sus aviones a reacción, submarinos de nuevo tipo y especialmente la
bomba atómica, que estuvieron a punto?
El bombardeo aliado estratégico sobre la
industria alemana fracasó, por ello devino en terrorismo puro y duro
arrasando ciudades. Si la Lufwafe no se hubiera consumido en el frente
oriental otros desenlaces eran posibles.
Pero la verdad histórica también fue
afectada en la inseparable dimensión política del conflicto. El partido
nazi creció con las simpatías de las burguesías norteamericana (el
multimillonario Ford les brindó todo tipo de apoyos) y europea
especialmente cuando se trató de aplastar los sindicatos y de aniquilar
físicamente comunista y socialistas. No les importó la democracia
alemana al resto de a las democracias.
El fascismo debutó en su brutal
violencia en España, esa democracia fue abandonada a los fascistas
españoles. La única solidaridad real vino de la URSS y de los pueblos
expresada en las Brigadas Internacionales. Luego, se admitió a Franco
en el concierto internacional, un fascista de tomo y lomo, que no entró a
la Segunda Guerra porque Hitler consideró que pedía mucho en el reparto
del botín internacional por la participación de un ejército de segunda
categoría, no por falta de voluntad propia.
Se tocan las campanas del escándalo a
rebato por el pacto de no agresión firmado en Agosto de 1939, pero hay
cosas relevantes que no se dicen.
Luego de varias anexiones europeas bajo
intimidación armada los nazis exigieron los sudetes, zona de
Checoslovaquia habitada por un significativo número de personas de raza
alemana. En septiembre de 1938 reunidos en la ciudad alemana de Munich
el premier Inglés Arthur Chamberalin, el francés Eduard Daladier y los
dictadores Hitler y Mussolini acordaron ceder esos territorios a los
alemanes. La delegación soviética esperó inútilmente que se le
permitiera participar en la esperanza de incorporar cláusulas que
garantizaran la paz global.
En marzo de 1939 los alemanes ocuparon
militarmente toda Checoslovaquia, su ejército fue desarmado y el premier
checo se suicidó. Las democracias occidentales guardaron absoluto
silencio. Su política apenas se disimulaba, instalados los nazis en
Europa su mirada, cosa tantas veces anunciadas, se fijaría en el espacio
vital que era la Unión Soviética, era cosa de leer Mein Kampf.
Polonia tenía un gobierno de extrema
derecha con simpatías por los nazis alemanes. Días antes de la invasión
alemana Himmler el jefe de la represión alemana despide en la estación
de trenes a su símil polaco, la coordinación para reprimir a la
izquierda y los sindicatos se desplegaba en plenitud. Es por eso que
ante la inminencia del ataque los polacos les piden a sus amigos
alemanes que “abran su corazón y digan que quieren”, para ello se trata
de una guerra fratricida. Aún en plena guerra el gobierno polaco en el
exilio londinense continuó en tratativas con los alemanes. Los ingleses
les pusieron fin de un machetazo, en todo caso.
En este contexto se produce el pacto
germano-soviético en agosto de 1939. Es una política destinada a evitar
que la naciente URSS se viera arrastrada a una guerra mundial ¿se puede
condenar por eso a un gobierno? No con pocos elementos los soviéticos
previeron un escenario terrible, luchando solos contra los alemanes en
un frente y en otro contra Japón. Era perfectamente posible.
En Francia, luego de su derrota, muchos
franceses convivieron o colaboraron con entusiasmo con los nazis, luego
esto quedaría bajo la alfombra heroica de la resistencia, pero existió y
con mucha significación. ¿Qué precio pagó Franco por los 60 mil
agresores de la División Azul que envió a la URSS al mando de oficiales
de su ejército regular como fue su jefe Agustín Muñoz Grandes? Eso quedó
en la más brutal impunidad, al igual que la participación de los
contingentes belgas, franceses y noruegos, húngaros, rumanos e
italianos encuadrados en las SS. Me refiero a responsabilidades
históricas, institucionales, Cuando Franco murió asistieron a su funeral
el premier francés e inglés.
De los 25 millones de soviéticos
muertos alrededor de 18 millones fueron población civil. Un tercio de
los rusos quedaron sin hogar en medio del infernal invierno ruso. Más de
un tercio de su industria destruida, ciudades hermosas y modernas como
Stalingrado quedaron sin un sólo lugar habitable. En Leningrado murieron
de hambre un millón de ciudadanos por el bloqueo y los bombardeos,
determinados precisamente con propósitos de exterminio por el mando
alemán.
Hoy hacen películas sobre abusos de los
“brutales” rusos en Berlín. Sin negar los excesos propios de una
ocupación militar, el trato de los soviéticos fue más que humanitario
considerando lo que habían sufrido en una guerra que no habían provocado
y que se desató a traición y con un tratado de paz expresamente
firmado.
Luego de la guerra es cosa sabida la
protección que recibieron los nazis fugitivos de los norteamericanos.
El mariscal de tanques nazi Erich Von Manstein terminó como jefe de
tanques de la OTAN.
Pasó algún tiempo para que el "prisionero" Goering dejara de tomarse fotos y cervezas con los oficiales norteamericanos.
Si existió el juicio de Núremberg fue por la presencia victoriosa del Ejército Rojo, sino no habrían sancionado a nadie.
Ese juicio es el fundamento primero de toda la jurisdicción internacional de Derechos Humanos de la actualidad.
ROBERTO AVILA TOLEDO
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